Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Qué se necesita para lograr la paz con Irán

paz con IránCon la avalancha de acuerdos de normalización que Israel ha logrado en los últimos meses, se pensaría que nos estamos acercando al fin del conflicto de Medio Oriente. Desearía que fuera así de fácil. Estos acuerdos, por muy buenos que sean, son principalmente acuerdos comerciales que parecen lucrativos para ambas partes. Mientras rindan beneficios, la «paz» permanecerá. Pero si dejan de hacerlo, las relaciones volverán a enfriarse. De cualquier manera, los acuerdos recientes no han dejado ninguna ganancia real (que no sea económica), ni habrá ninguna pérdida real si se eliminan. Lo que en realidad cuenta son nuestras relaciones con los que nos declaran la guerra. Pero, cuenta, no por lo que significa la paz de la región, sino por lo que significa para nosotros, el pueblo israelí que vive en Israel.

Está claro que los acuerdos de normalización con los países árabes que no tienen conflicto activo con Israel, se centran en beneficios económicos que ambas partes obtienen de ellos.

En ese sentido, creo que el trato del Primer Ministro Netanyahu con estos países es brillante. Sin embargo, las cosas se complican cuando se trata de la paz con países como Irán, donde los motivos son religiosos.

Primero, los iraníes son personas muy inteligentes. Desde nuestra perspectiva, nuestro  conflicto con Irán, no en mayor que con cualquier otro país. Entiendo que necesitan mostrar su poder y quieren posicionarse como la punta de lanza de la resistencia a la existencia del Estado de Israel, pero al final, esta lucha sólo les agota las fuerzas y no les ayuda.

Sin embargo, aunque no los consideramos enemigos, la paz con ellos depende de nosotros y no de ellos. Dondequiera que haya un conflicto, con Israel o no con Israel, resolverlo depende de Israel, por una sola razón: las naciones luchan contra nosotros y entre sí, porque nosotros luchamos entre nosotros. Israel es el barómetro del mundo. Cuando nosotros peleamos, se incitan y crecen las guerras en el mundo, las naciones nos odian por eso, incluso cuando sus guerras parecen no estar relacionadas con nosotros.

Puede que no veamos la conexión y que toda esta noción puede parecernos extraña, pero si ves la historia del mundo, notarás que Israel y los judíos siempre son culpados de las guerras. Muchos historiadores ya lo han notado y condenan la implacable tendencia de las naciones a convertir a Israel en un perpetuo chivo expiatorio. Sin embargo, no se puede refutar el argumento del chivo expiatorio, cuando la ira de la gente contra Israel es genuina e instintiva. Muchos de los que odian a Israel, nunca han estado en Israel, no saben dónde está, nunca han hablado con un israelí, nunca han conocido a un judío y ni siquiera pueden explicar por qué creen que sus problemas son culpa de Israel. Pero, ¿Qué puedes hacer si lo sienten así? No puedes razonar contra el odio; la razón y los sentimientos funcionan en dos planos paralelos y el sentimiento siempre prevalece.

Cuando en Israel nos unimos, proyectamos calma en el mundo y los conflictos disminuyen.

Por eso, El libro del Zóhar escribe (Toldot, 171), «Cuando la buena inclinación [la bondad de la gente] prevalece, sus enemigos también hacen las paces». Aún más explícitamente, en la porción Aharei Mot, El Zóhar escribe: «’Qué bueno y qué agradable es que los hermanos también se sienten juntos’. Estos son los amigos que se sientan juntos y no están separados el uno del otro. Al principio, parecen gente en guerra, deseando matarse entre sí … luego vuelven a estar en amor fraternal. … Y ustedes, los amigos que están aquí, como antes estaban en cariño y amor, de ahora en adelante tampoco se separarán unos de otros … y por su mérito, habrá paz en el mundo».

En otras palabras, no podemos quejarnos de que Irán nos odie. Todo lo que tenemos que hacer es ver las noticias y reconocer que los iraníes no nos odian tanto como nos odiamos entre nosotros. Todos nos miran y ven que proyectamos un intenso odio interno. Si proyectáramos unidad y solidaridad, instantáneamente se reflejaría en el mundo. Una vez más, deberíamos sembrar profundamente en nuestro corazón que Irán y cualquier otro enemigo, no nos odia por ninguna otra razón que no sea nuestro odio mutuo.

La paz interna es, por tanto, la única paz que necesitamos hacer. Si lo logramos, todos los demás acuerdos llegarán de forma natural y sin esfuerzo. Si irradiamos unidad interna, uniremos al mundo.

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Publicado en: Judíos, News

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