Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

80 años después de la masacre de Babi Yar – nuestro misión no puede ser destruida

Babi Yar antisemitismo Israel holocaustoEn septiembre de 1941, en sólo dos días, los nazis asesinaron a 33,771 judíos, en el barranco de Babi Yar, en las afueras de Kiev, la entonces Ucrania ocupada por los nazis. Al hacerlo, eliminaron a la población judía de la capital del país. Los judíos no se reunieron en el barranco por su propia voluntad. El 19 de septiembre, los nazis conquistaron la ciudad e inmediatamente comenzaron a reunir a todos los judíos, los lugareños los ayudaron con entusiasmo. Una vez en el barranco, fueron despojados de sus ropas, joyas y documentos, fusilados y arrojados al valle de la muerte. Allí fueron enterrados montones de hombres, mujeres y niños, su historia fue silenciada durante muchos años.

Los nazis fueron los asesinos, pero lo que más asombró a mucha gente fue el entusiasmo con el que los ucranianos ayudaron. Incluso los nazis estaban desconcertados por el odio despiadado de los lugareños, como escuché personalmente de gente que vivía en el momento en que tuvo lugar el evento.

Pero, realmente no tengo resentimientos, ni amargura ni enojo hacia ninguna nación, por antisemita que sea. Entiendo de dónde viene el odio y sólo puedo señalar con el dedo su fuente e instar a que se corrija: nosotros mismos, los judíos.

Desde el inicio de nuestra nación, hemos sido una rareza entre los pueblos. Nuestros antepasados ​​no estaban relacionados por sangre ni surgieron de una sola tribu, como suele ser el caso del nacimiento de naciones. Más bien, eran marginados, parias, rebeldes que no se llevaban bien con su propia gente, porque hacían demasiadas preguntas o eran demasiado obstinados. Al final, encontraron un líder de ideas afines que los unió a todos bajo una ideología única, que luego el rey Salomón capturó con un solo verso: “El odio suscita contiendas y el amor cubrirá todas las transgresiones” (Proverbios 10:12).

Ese líder fue Abraham y la ideología que desarrolló se convirtió en una ley vinculante de amor por los demás. Los detalles de esa ley se describen en la Torá y con base en la ley del amor a los demás, nació una nueva nación: el «Pueblo de Israel».

El nacimiento de la nación israelí no fue casualidad. Vino al mundo para demostrar que la gente puede unirse por encima de todas las diferencias, que puede haber paz en la Tierra y que, al elevarnos por encima de nuestras diferencias y odio, desarrollamos una nueva cualidad: la cualidad de amor a los demás, hasta el punto de amar al prójimo como a sí mismo.

Otra singularidad de Israel fue que, para convertirse en judío, sólo necesitabas adherirse a la ley de amar a los demás. Fue el vínculo interno con otros, lo que hizo a Israel y, adherirse a él fue su fuente de fortaleza. Cuando Israel lo mantuvo, fue intocable; cuando lo abandonó, se debilitó, se volvió vulnerable y otras naciones lo conquistaron y lo afligieron. Pero el pueblo de Israel nunca fue eliminado por completo ni siquiera durante la Segunda Guerra Mundial, pues su misión no puede ser destruida.

Una vez que el pueblo de Israel se convirtió en nación, se le asignó la tarea de ser ejemplo de unidad por encima de la división. La Torá lo expresa con la responsabilidad de ser “luz para las naciones” (Isaías 49:6), una luz que ilumine el camino para salir del ego que asola a la humanidad y destruye el planeta.

Pero fallamos a las naciones y caímos en odio infundado, profundo y constante y el mundo no nos perdonará. Por eso, no hay una sola nación que no sea antisemita, en diversos grados.

Sin embargo, no todo está perdido. Al contrario: tan pronto como restablezcamos nuestra unidad, cambiará lo que el mundo siente por nosotros. Puedes destruir a los judíos, pero no puedes destruir la misión de los judíos. Por eso, mientras no cumplamos con nuestro deber, seamos luz para las naciones y nos unamos por encima del odio interno, el mundo no nos aceptará ni considerará que nuestra existencia en la tierra de Israel o en cualquier otro lugar sea legítima. Pero si nos elevamos por encima de la división, seremos «luz para las naciones».

Para obtener una explicación más detallada, consulta estos enlaces: Como un Manojo de Cañas: Por qué la unidad y la responsabilidad mutua están hoy en la agenda del día y “La elección judía: Unidad o antisemitismo, Hechos históricos sobre el antisemitismo como reflexión sobre la desunión social entre judíos”.

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Publicado en: Antisemitismo, News
Un comentario sobre “80 años después de la masacre de Babi Yar – nuestro misión no puede ser destruida
  1. Rosa María Lomeli Delgado dice:

    Efectivamente el gran líder fue Abraham. Y de ahí han inventado cuanto líder manejando por el ego ese mounstro estúpido y rabioso que está dentro de mi, que mi diaria tarea es que marche al parejo con lo que hoy se y quiero. Cuidar lo que dejó entrar a mi mente xq al ego le encanta destruir, confundir su plato favorito es el odio disfrazado de miedo. Hoy estoy conectada a mi creador. Muchas gracias por sus reflexiones 🙏 Dios los bendiga grandemente 🙏🙏🙏

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