Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Sucot: La humanidad en armonía bajo un mismo techo

El hogar es ahora un concepto relativo para masas de gente alrededor del mundo. Todos los días, la búsqueda de mejores oportunidades y empleos, causa que muchos migren a nuevos lugares. Los registros indican que otros simplemente no tienen opción y están forzados a reubicarse como resultado de guerra, persecución, crimen o desastres naturales. Veamos lo que  la fiesta de Sucot puede enseñarnos sobre la creación de un sentido real de pertenencia y una coexistencia pacífica.

 

Primero, una perspectiva demográfica. De acuerdo a las Naciones Unidas, se estima que 258 millones de personas alrededor del mundo viven en un país distinto al de origen, un incremento del 49% en las últimas dos décadas.  La tercera parte de éstas, tuvo que huir de condiciones potencialmente mortales, para buscar un refugio seguro, con la mirada puesta principalmente en los países ricos.

 

Los líderes de la Unión Europea intentan resolver sin éxito, lo que se considera la crisis más grande de refugiados y migrantes de nuestra época. Los sentimientos contra los migrantes, han escalado rápidamente hacia  profundas tensiones sociales en algunas ciudades europeas. Mientras, en Estados Unidos, se estima que hay más de 11 millones de inmigrantes indocumentados. Otros intentan ingresar, lo que ha generado una crisis humanitaria a lo largo de la frontera con Estados Unidos.

 

En el mundo actual es difícil encontrar ejemplos de estabilidad, constancia y empoderamiento. Las dinámicas de nuestro mundo global e interconectado, donde el movimiento de cada individuo afecta a los demás, nos presionan constantemente con inestabilidad e incertidumbre si no hay un balance adecuado. En un sistema de interconexión mutua dependemos unos de otros. No puede ser bueno para uno, si no es bueno para todos.   

 

Curso natural del desarrollo

La migración de millones de un país a otro es parte del programa evolutivo de la naturaleza. Lo mismo es cierto para el clima global cambiante, otra causa poderosa que propicia la reubicación y la incertidumbre. Los ejemplos más recientes, la devastación ocasionada por el tifón Mangkhut, en Filipinas; y el huracán Florencia, en Estados Unidos. Este último, causó daños materiales estimados en  $22 mil millones de dólares y miles de personas desalojadas a causa de evacuaciones obligatorias.

Sin embargo, el hecho es que podemos prevenir estos golpes. Si previo al golpe de la naturaleza entendemos el plan definido del desarrollo de ésta, podríamos llevar a toda la raza humana a un nuevo horizonte iluminado.

Entonces, ¿qué se interpone en nuestro camino para crear una buena vida para todas las personas?

No es otra cosa más que el ego humano —el deseo de disfrutar a expensas de los demás. Como parte de la evolución natural de la humanidad, el ego ha crecido en proporciones grotescas -como un cáncer dentro del sistema- mientras que la naturaleza espera que mantengamos su ley básica de equilibrio entre todos sus elementos: inanimado, vegetal, animal y humano.

Cuanto más pronto comprendamos la lección que la naturaleza nos está dando, más pronto podremos transformar nuestra vida frágil y fugaz, a una que sea positiva, estable y pacífica.

Criaturas de hábito

Una persona, como cualquier animal, aspira a la comodidad y a la seguridad. Es interesante, porque la fiesta de Sucot (La fiesta de los tabernáculos) es un llamado a salir de nuestra confortable “casa” egoísta y construir una nueva estructura, una sucá, el símbolo del nuevo mundo que podemos construir por nosotros mismos y transformar nuestra naturaleza egoísta a la cualidad de otorgamiento.  

¿Por qué es importante esta reconstrucción y reubicación? Además, ¿qué tiene que ver ésto con nosotros?

Conforme se ha desarrollado la humanidad, se ha luchado por asegurar un futuro sólido, pero la triste realidad es que la vida sólo se ha vuelto más compleja con el tiempo. En el pasado, todo se veía mucho más simple. La vida parecía tener una continuidad, comodidad y estabilidad. Los padres heredaban casas y se las dejaban a sus hijos. La gente se sentía segura en sus profesiones y tenían pocas preocupaciones sobre la fuente futura de ingresos. Pero todo parece haber perdido rápidamente valor en los últimos años.

Las familias desavenidas van en aumento. Todo se siente sujeto al cambio. Podría decirse que el cómodo hogar de ayer se ha vuelto un refugio temporal, a causa de la tormenta que hoy nos está cercando.

¿Cuál es una de las ironías más estresantes de nuestra era? Es que, en una era tecnológica, donde tenemos abundancia de recursos para garantizar una vida buena y segura para todos, utilizamos nuestros avances para dañar uno al otro, participando en guerras, conflictos y peleas constantes, creando una creciente atmósfera de ansiedad, más que una de mayor confianza. Nuestra naturaleza egoísta está superando nuestras aspiraciones de una vida placentera.

Nuestra apuesta más segura hoy es explorar la naturaleza a profundidad e identificar sus reglas fijas. Al entender el curso del desarrollo de la naturaleza, podemos asegurar un progreso rápido y menos doloroso.  

El conocimiento de las funciones internas del sistema de la naturaleza es nuestra única ancla en el mundo cambiante. Necesitamos obtener el conocimiento universal, que incluye el reconocimiento del sistema natural, la comprensión de cómo trabaja y hacia dónde dirige nuestro desarrollo como seres humanos. Cuando entendamos este sistema, estaremos alineados con la ley general de la naturaleza, la fuerza que opera y controla toda la realidad.

Del amor propio, al amor hacia los demás

La fórmula con la que empezamos a adherirnos a esta fuerza superior es “ama a tu prójimo como a ti mismo”. Observar esta regla, requiere salir del ego con el que fuimos creados —salir de nuestra casa permanente de amor propio y entrar a una nueva morada de amor a los demás. Esto es lo que la sabiduría de la Cabalá nos enseña y es el mensaje interno de la Sucá.

 

Ama a tu prójimo como a ti mismo, es el medio para descubrir un nuevo hogar. En el camino del amor a uno mismo, hacia el amor de los demás, nuestra imagen de la realidad cambia. Nuestros sentidos se revierten, el corazón y la mente cambian la dirección de adentro a afuera y un mundo opuesto se nos revela. De repente, vemos un mundo más elevado, más extenso, en el cual el programa de desarrollo y manejo de nuestras vidas se encuentra.

También, cuando nuestros ojos se abren y ven que todos somos uno, dejamos de cometer errores y aseguramos una coexistencia feliz, bajo un techo global, común. Feliz Sucot!

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