Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Día Internacional de la Memoria del Holocausto: Hoy como ayer

«Nunca más». Una declaración poderosa con un profundo significado personal para mí desde la infancia, cuando comencé a hacerme preguntas y cuestionar por qué la mayoría de mi familia pereció bajo el Tercer Reich y cómo se vería el futuro para mi pueblo, me vi obligado a llegar al fondo de por qué sucedió el Holocausto. En el 74 aniversario de la liberación de Auschwitz, debemos enfrentar la realidad de que, a pesar de todos los sufrimientos del Holocausto, el odio contra los judíos sigue vivo, fuerte, generalizado y en aumento.

 

¿Cómo podemos asegurarnos de que la historia no se repita si no entendemos de dónde proviene el odio a los judíos? Si bien conmemoramos el Día Internacional de la Memoria del Holocausto en todo el mundo, hay algo más profundo en nuestra historia como pueblo que debemos recordar para que podamos asegurarnos a nosotros mismos y a nuestros hijos que «Nunca más» realmente significa nunca más.

 

Un libro recientemente descubierto de la biblioteca personal de Hitler reveló su intención de extender los tentáculos nazis para incluir a Norteamérica en sus planes de la Solución Final, los cuales fueron prevenidos solo por la victoria de los Aliados. Si algo así sucediera, ¿qué tan difícil sería imaginar el potencial de una operación similar en el mundo globalizado de hoy?

 

Cada año, nos recordamos unos a otros que la historia no debe repetirse. Sin embargo, a decir verdad, estamos presenciando condiciones muy similares a las de antes de la Segunda Guerra Mundial, esta vez con una intolerancia y un odio contra los judíos en todo el mundo, básicamente en todas partes. Según una encuesta recientemente publicada por la Comisión Europea, nueve de cada diez judíos europeos reportan sentir que el antisemitismo ha aumentado en los últimos cinco años y casi un tercio de ellos evitan asistir a eventos judíos o visitar sitios judíos porque no se sienten seguros . En Estados Unidos, el FBI señala un aumento en la incidencia de actos antisemitas desde 2016. De todos los crímenes de odio basados ​​en religión, el 58% se dirigió a judíos o instituciones judías.

 

Las tendencias muestran que la historia no es necesariamente una buena maestra y no hemos aprendido bien nuestras lecciones. Todavía hay tiempo para corregir nuestros errores en esta prueba de la vida. El tiempo apremia, y hasta que no examinemos e internalicemos la razón de las constantes presiones contra nosotros, no podremos corregir el rumbo para erradicar el antisemitismo.

 

Durante muchos siglos, nuestros antepasados ​​lucharon para mantener su unidad por encima de su creciente egoísmo. Pero hace dos mil años, sucumbieron al odio infundado y fueron exiliados de la tierra de Israel. Desde entonces, los judíos perdimos la capacidad de ser una luz para las naciones porque perdimos nuestra unidad. Este fue el punto de partida del antisemitismo tal como lo conocemos.

 

Nuestra unidad determina el estado del mundo y su destino. A través de nuestra unidad, permitimos que el mundo se conecte mientras permitimos que la fuerza positiva y unificadora del amor por encima de las diferencias fluya en el mundo. A la inversa, nuestra separación niega a la humanidad un poder calmante e invoca en su interior el odio hacia los judíos cuando están privados de esa fuerza. La incapacidad de propiciar la unión pese a las diferencias causa la agresión de la naciones del mundo hacia los judíos y es la razón subconsciente por la que nos perciben como la raíz de todo mal.

 

Nuestros sabios explican el fenómeno de tal odio hacia nosotros con estas palabras: «Ninguna calamidad llega al mundo, sino para Israel» (Yevamot, 63a). Los líderes judíos a lo largo de los siglos han difundido ampliamente este mensaje. Lo hicieron como un recordatorio de que el único remedio capaz de protegernos de los problemas es el poder de conexión que los judíos pueden proporcionar.

 

El rabino Kalman Kalonymus escribió en Maor va Shemesh (Luz y Sol): «Cuando hay amor, unidad y amistad entre sí en Israel, no puede haber calamidad sobre ellos». Del mismo modo, el rabino Shmuel Bornsztain escribió en Shem mi Shmuel: «Cuando Israel es como un hombre con un solo corazón, es como un muro fortificado contra las fuerzas del mal». El Midrash (Tanjumá, Devarim [Deuteronomio]) declara lo mismo: «Israel no será redimido hasta que todos ellos sean un solo paquete».

 

En pocas palabras, “ama a tu prójimo como a ti mismo”, el amor fraternal y la garantía mutua son las claves de la seguridad y la prosperidad del pueblo judío. Cuando nos unimos por encima de nuestros conflictos y disputas, desatamos la fuerza positiva de la naturaleza. Es la fuerza que mantiene el equilibrio de la creación, y su ausencia entre nosotros causa el declive de la sociedad humana. En su «Introducción al Estudio de las Diez Sefirot», Rav Yehuda Ashlag (Baal HaSulam) llamó a esta fuerza «luz que reforma», y explicó que puede equilibrar nuestra naturaleza egocéntrica y, por lo tanto, sanar a la sociedad humana.

 

Solo si reavivamos el amor fraternal que cultivamos hace siglos y compartimos el método para lograr esto con todos, el mundo dejará de odiarnos y culparnos por todos sus problemas.

 

En su ensayo, “Arvut (Garantía Mutua)”, Baal HaSulam escribe que “la nación israelí se estableció como un conducto en la medida en que ellos se purifican a sí mismos [del egoísmo], y transmiten su poder al resto de las naciones ”. Por lo tanto, el Día Internacional de la Memoria del Holocausto puede ser más que una conmemoración de las millones de personas que murieron. También es una oportunidad para recordar que tenemos un método para conectar el mundo, un verdadero medio para evitar que las atrocidades se repitan.

 

En esta época en que el antisemitismo se está intensificando en todo el mundo, debemos esforzarnos por superar nuestras diferencias y atraer la fuerza positiva que nos conectará, unirá al mundo y eliminará todo odio. Ahora es nuestro momento de irradiar luz al resto de las naciones, la luz de la unidad, la paz y el equilibrio a través de nuestro ejemplo.

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