Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Davos 2019: seis preguntas sobre nuestro futuro que no deberíamos esperar que el Foro responda

Una vez más, alrededor de 3.000 de las personas más ricas del mundo, líderes mundiales, responsables de la toma de decisiones y economistas se reúnen en la pintoresca ciudad nevada de Davos, Suiza. Los miembros ricos y poderosos del club global del 1% pasarán cinco días en persona para hacer negocios, mientras disfrutan de lujosas fiestas y cócteles.

 

Pero también deben asegurarse de que su iniciativa parezca importante y beneficiosa para todos los demás en el mundo. Con ese fin, el Foro Económico Mundial ha publicado seis preguntas urgentes para discutir sobre el futuro de la humanidad. Irónicamente, se invita al público a ofrecer soluciones a los desafíos que los miembros del Foro han estado creando, pero no saben cómo resolverlo.

 

Aquí están mis respuestas a sus preguntas.

 

  1. ¿Cómo salvar el planeta sin matar el crecimiento económico?

 

Sin lugar a dudas, estamos matando el planeta mientras nos lastimamos a nosotros mismos de manera directa. El paradigma económico actual no da prioridad a nuestro bienestar y felicidad, y la medición actual del crecimiento económico no tiene futuro. No lo veo como «crecimiento» en primer lugar.

 

El futuro de nuestro planeta y de todos en él depende de repensar el objetivo de nuestra economía desde cero. Tenemos que iniciar un cambio fundamental de valores: desde perseguir continuamente la acumulación de riqueza hasta descubrir la fuente de la felicidad duradera que proviene de las conexiones humanas positivas.

 

Entonces, pensar en el crecimiento como un aumento del PIB será completamente irrelevante, ya que el papel de la economía será ayudar a centrarnos en hacer conexiones positivas. A su vez, tendremos nuevas definiciones y medidas para el «crecimiento», y no entrarán en conflicto con la salud de nuestro planeta.

 

  1. ¿Puedes ser un patriota y un ciudadano global?

 

En un futuro no muy lejano esto ya no será un problema. Nos dirigimos hacia una era de interdependencia global, donde el bienestar de cada nación está directamente influenciado por el bienestar de todas las demás naciones.

 

Como el cabalista Yehuda Ashlag escribió en su artículo «La paz en el mundo»: «De hecho, ya hemos llegado a tal punto que todo el mundo se considera un colectivo y una sociedad. Es decir, cada persona obtiene la médula y el sustento de su vida de todas las personas del mundo, y se ve obligada a servir y cuidar el bienestar de todo el mundo».

 

En otras palabras, la interdependencia de la humanidad es evolutiva e inevitable. Nos dejará en claro que ser un patriota significa cuidar los intereses de toda la humanidad, ya que ninguna nación podrá asegurar sus intereses de otra manera.

 

Dicho esto, cuando se trata de inmigración masiva, las políticas de frontera abierta, como las presentadas por los líderes europeos, son un grave error. Generan nuevos problemas, convirtiendo a los inmigrantes en una carga para los países de acogida mucho más que una contribución, al mismo tiempo que interrumpen el tejido sociocultural. Si la tendencia actual continúa, dentro de unas cuantas décadas, la cultura europea será cosa del pasado.

 

En lugar de tratar de verter poblaciones del tercer mundo en el oeste, debemos ayudarlos donde están, para que puedan satisfacer sus necesidades básicas y desarrollar estándares de vida más altos sin eliminar sus características culturales. Ser ciudadanos globales no significa que todos deben ser iguales. Significa que el bienestar de todos es igual de importante.

 

  1. ¿Cómo debería ser el trabajo en el futuro?

 

Considere el siguiente escenario: le dice a una máquina inteligente algo que necesita. La máquina lo ordena a un robot que envía el pedido a otra máquina que produce lo que necesita, terminando en la barriga de otra máquina que lo entrega a su casa.

 

En otras palabras, habrá muy poco lugar para el trabajo humano en el futuro. No es una cuestión de si ocurrirá, es una cuestión de qué tan rápido. Por lo tanto, para dar cuenta del futuro del trabajo, una vez más tenemos que cambiar nuestra mentalidad y preguntarnos cuál es el propósito del trabajo en primer lugar.

 

Cuando nos alejemos de la narrativa de producción y consumo cíclicos, a una narrativa de equilibrio con la naturaleza y la conexión entre las personas, en consecuencia, el concepto de trabajo cambiará. En otras palabras, la mayoría de los trabajos que requerirán personas en el futuro serán aquellos que faciliten conexiones positivas entre familias, comunidades, sociedades, etc.

 

  1. ¿Cómo nos aseguramos de que la tecnología haga que la vida sea mejor y no peor?

 

El impacto positivo o negativo de la tecnología depende al 100% de si nos educamos para internalizar y abrazar nuestra interdependencia, para sentir que todos somos partes de un solo sistema interconectado.

 

Las personas egocéntricas y de visión estrecha crearán tecnología que facilitará la autodestrucción. Las personas conscientes con una mentalidad conectada crearán tecnología que contribuirá a toda la humanidad. Es así de simple.

 

Por lo tanto, el futuro de la tecnología se basa totalmente en forjar nuestros valores para apoyar nuestro futuro compartido.

 

  1. ¿Cómo creamos una economía más justa?

 

Primero, las discusiones que tendrán lugar en Davos ciertamente no ayudarán a hacer una economía más justa. En todo caso, empeorarán las cosas. En una economía que sirve tan bien al 1%, el 1% lo perpetuará por todos los medios.

 

Aquí hay una propuesta pragmática: introduzcamos un nuevo “impuesto planetario” del 20% sobre la riqueza total que poseen las corporaciones, los magnates y los países desarrollados, con el fin de educar a todas las personas para que vivan en un mundo globalmente interdependiente.

 

Sin tal programa educativo, nos encontraremos luchando cada vez más entre nosotros a través de la desigualdad, la injusticia, la polarización política y social extrema, las guerras comerciales y más, todo lo que puede llevar a conflictos violentos en y entre los países.

 

El costo de implementar un programa educativo global de este tipo no sería muy alto y, sin embargo, es la inversión más segura para el futuro. El resto de los fondos se debe invertir en la creación de las condiciones necesarias para estándares de vida dignos en áreas subdesarrolladas, una solución mucho mejor que la migración masiva.

 

La élite es muy consciente de que reducir la desigualdad será beneficiosa para la economía en general y para sus posiciones en particular. Sin embargo, incluso cuando su mente entiende, su corazón no está de acuerdo. Su ego no deja que sus manos alcancen su bolsillo y den parte de su riqueza al 99%.

 

Para los muy ricos, el dinero es mucho más que el poder de compra. Es un poderoso cumplimiento emocional, el cumplimiento espiritual de su ego. Lo único que puede convencerlos de trabajar para crear una economía más justa es un cambio de valores sociales.

 

Los seres humanos son criaturas sociales e incluso los súper ricos no pueden escapar de su naturaleza social. Si nuestra sociedad posiciona el materialismo como puramente funcional y, en cambio, aprecia la contribución a la sociedad, las personas comenzarán a sentirse avergonzadas por la auto-acumulación. Además, las personas que contribuyen a la sociedad humana obtendrán una elevada satisfacción espiritual que es mucho más fuerte que el dinero.

 

  1. ¿Cómo hacemos que los países trabajen mejor juntos?

 

Desafortunadamente, no puede suceder de inmediato. La naturaleza está empujando al mundo hacia un mayor nivel de integración, basado en un sentido profundo y genuino de conexión humana, en lugar de intereses personales o nacionales.

 

Por lo tanto, cualquier tipo de unificación que intentemos hacer en la superficie fallará. Nos dirigimos hacia un tipo de «Brexit» global. En un futuro cercano, veo que las naciones buscarán cada vez más sus fronteras y practicarán el proteccionismo, con Trump allanando el camino para que otros líderes lo sigan.

 

Sin embargo, este desarrollo es para bien, porque tratar de forjar integraciones sin cambiarnos en el proceso, significa prepararnos para conflictos mayores.

 

Pensemos en un grupo de personas diferentes que provienen de familias rotas o barrios malos. Si los ponemos todos juntos, no obtendremos un buen resultado. Este es el estado de la humanidad de hoy: todos venimos de un hogar roto, una cultura de egoísmo humano sin restricciones y con falta de conexión humana.

 

El fundador del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, acertó al advertir que «no adoptar un nuevo enfoque cooperativo sería una tragedia para la humanidad».

 

Sin embargo, adoptar tal enfoque significaría que tenemos que cambiar al ser humano. Nada menos que esto hará una transformación real. Para estar listos para el nuevo mundo interdependiente, primero debemos ser interdependientes en nuestras mentes y corazones.

 

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