Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Carta abierta a Jared Kushner: Unidad, la mejor negociación para la paz

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Jared Kushner, asesor de la Casa Blanca, durante la cumbre de Medio Oriente en Varsovia, Polonia, el 14 de febrero de 2019. REUTERS / Kacper Pempel / Foto de archivo

 

Estimado Jared,

Comparto su preocupación por las décadas de conflicto palestino-israelí. No hace falta decir que la gente alrededor del mundo siente que ya es tiempo de encontrar una solución a este conflicto. Si existe un consenso mundial sobre la necesidad urgente de poner fin a esta guerra se debe cuestionar por qué, generación tras generación, la situación en esta región sólo parece empeorar.

Muchos países a lo largo de la historia -y particularmente muchas administraciones estadounidenses-, han invertido esfuerzos en vano, intentando mediar en lo que se considera el conflicto más complejo y controvertido del mundo. Las primeras propuestas estadounidenses fueron basadas en la idea central de “tierra por paz” como una forma de acuerdo comercial, pero dicho esquema no funcionará porque los temas de frontera territorial no son la raíz del problema.   

Tal como trascendió de su reciente entrevista a los medios en Abu Dhabi, el plan estadounidense de paz para la región incluirá no sólo una significativa propuesta económica sino también un plan político “muy detallado”, además de “la determinación de fronteras y la resolución de temas definitivos”. Si ese es el enfoque principal para un tratado de paz duradera, está destinado a fallar desde el principio. Permítame explicar por qué.

Dividir la tierra, no ayudará, como ha pasado con el repliegue israelí de Gaza y con las múltiples ofertas de Israel de retirarse de los territorios conquistados en la Guerra de los Seis Días, a cambio de paz. Todas estas ofertas fueron rechazadas. La cruda realidad es la imposible negociación de un acuerdo viable de paz con un régimen controlado por aquellos que se niegan a reconocer el derecho a existir de Israel.

En realidad, la solución final a este conflicto no puede basarse en la aceptación por parte de sectores ajenos al pueblo de Israel. La paz entre los judíos debe ser primero y la paz con nuestros vecinos vendrá después de forma natural y sin problema.  Esto es porque la causa fundamental del conflicto es nuestra división, nuestra falta de unidad como pueblo judío. Ningún plan de estado, religioso, económico o social ayudará, hasta que nos unamos como un solo cuerpo diverso pero amalgamado.

La paz duradera es posible y alcanzable, pero su realización está condicionada a la conexión de todos los judíos en Israel y alrededor del mundo en un solo pueblo, unidos por encima de nuestras diferencias. El terreno más fértil para la aplicación de la presión de los Estados Unidos y de todo el mundo, es hacia el gobierno israelí, al que se le debe exigir la ejecución de un programa intensivo para la reparación de la ruptura del tejido social de Israel.

Se ha vuelto crucial para nosotros los judíos reconocer el odio y alienación que prevalece entre nosotros, lo cual impide la realización de un futuro promisorio.

Como está escrito, “se nos ha ordenado en cada generación, fortalecer la unidad entre nosotros, para que nuestros enemigos no nos gobiernen” (Rabí Eliyahu Ki Tov, El Libro de la Conciencia).

La importancia de la unidad judía, no sólo para nuestro propio pueblo, sino para toda la humanidad, fue también enfatizada por  Rav Avraham Yizhak HaCohen Kook (the Raiyá):

“En Israel está el secreto para la unificación del mundo”.

Según nuestros sabios, el pueblo de Israel debe restablecer la unidad que perdió hace unos 2,000 años. Por lo tanto, debemos primero estar conscientes del método de corrección prescrito en las fuentes, un método del que nos hemos separado. Cuando nos unamos, nos volveremos ejemplo para la humanidad y cumpliremos con nuestro papel de ser “una luz para las naciones”. Tan pronto la corrección de Israel irradie al resto del mundo, la segunda fase del plan podrá realizarse sin dificultad: la corrección de la humanidad.

Por lo tanto, le insto a que base el plan estadounidense para resolver en definitiva los problemas del conflicto palestino-israelí presionando al Estado de Israel para que ponga en práctica el propósito inicialmente previsto para el pueblo de Israel y cure primero las fracturas, principalmente dentro del mismo Israel. El plan final para una paz duradera en el Medio Oriente y más allá, debe requerir que los judíos reconozcamos nuestras bases, sobre las cuales nos convertimos en el pueblo de Israel y cómo reconstruir los principios y el propósito por los cuales se fundó la nación judía.  Sólo después de que interioricemos los ideales espirituales eternos y las bases de Israel y nos unamos por encima de nuestras diferencias, podremos allanar el camino para la paz con nuestros vecinos y el mundo. Esta es la clave para cualquier plan viable para Medio Oriente, uno capaz de asegurar un futuro brillante y una coexistencia pacífica.

Le deseo todo el éxito,

Dr. Michael Laitman

Publicado en: News

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